Erotismo y Pornografía ¿Cuál es el límite?

Por Psic. Andrés Caro Berta (*).

A través de toda la historia de la Humanidad, desde las mismas cavernas donde los primeros hombres buscaron cobijo y protección, la temática sexual, por ser un instinto primario, siempre estuvo presente en las manifestaciones artísticas o expositivas.
 
Cabría preguntarse por qué. 

 Ello se debe a que somos animales reprimidos. Es decir, nuestros instintos primarios buscan manifestarse y satisfacerse pero hay un freno a ello en lo que el propio Hombre construye, que es la Cultura.

Así, en un extremo permanecen los instintos de conservación, agresividad, y sexual en tanto en el otro se halla aquello que nos permite convivir unos con otros, pero que reglamenta nuestras vidas. 

Eso nos lleva, necesariamente, a expresar nuestros deseos instintivos a través del sublimar lo que no podemos realizar 

Y es en las manifestaciones culturales relacionadas con las expresiones artísticas donde más claramente se observa esa represión que busca manifestarse. 

Cada época y cada cultura han tenido sus formas de remitirse a la temática de la sexualidad, tomando esta como algo mucho más amplio que el mero acto sexual, y que involucra a los afectos. 

Pero junto con ello, resulta significativo el que quienes construyen la Historia nos ocultaron la mayoría de las expresiones donde aparecen las  manifestaciones sexuales explícitas 

Otro dato a tener en cuenta es cómo, en ambientes donde quienes solicitaban las obras de arte eran las instituciones católicas, igualmente los artistas desafiaban a estas y ponían en sus trabajos claros exponentes de desnudos y vínculos sexuales 

(Muestra de diferentes expresiones artísticas a través de las culturas y las épocas)

 

ALGUNOS APUNTES FINALES 

¿Qué nos deja esta apenas esbozada muestra de arte erótico?  

Que no hay un límite preciso entre el erotismo y la pornografía.

Somos seres sexuados y sexuales desde que nacemos hasta que morimos.

La cultura nos limita en cuanto a nuestros deseos de satisfacer este instinto primario (como la agresividad y la supervivencia).

Entonces se genera un choque que denominamos: síntoma neurótico. Allí se produce nuestro punto de inflexión y nuestro comportamiento neurótico.
El hombre mira desde que existe. Mira su alrededor, su interior, lo que otros humanos han realizado, lo que otros hacen.

Y es mirado. 

La sexualidad en todos sus aspectos no sólo se practica, sino también se mira. 

Todos somos mirones de todo, entre ello, de lo sexual. 

Ya en las cuevas prehistóricas, a través de las pinturas quedó gráficamente esa pulsión vital de mostrar y ser visto. 

 

EL ENCANTO DE LA CENSURA 

En esto debe observarse que si bien la censura o la autocensura limita nuestro goce, también lo fomenta.

A veces es más seductor un cuerpo semi vestido que totalmente desnudo.  

¿CUÁL ES EL LÍMITE? 

¿Cuál es, entonces,  la diferencia entre lo erótico o sensual y lo pornográfico?
Lo erótico es un disfrute (donde lo visual está omnipresente) que prepara, seduce, y lleva a un vínculo sexual no necesariamente inmediato, en tanto lo pornográfico se produce para excitar en lo inmediato y satisfacer el instinto a flor de piel, encerrado en lo prohibido. Habitualmente además, es un placer solitario, todo  ello inundado de los preceptos morales, religiosos, donde también está el goce en violarlos. 

La pregunta final sería qué es arte y qué es pornografía. Cuánto de trabajo artístico, o búsqueda o muestra de excitación al realizar el trabajo, sea una fotografía, un dibujo o pintura, una escritura, una película…
Creo que se dan ambas cosas. Por un lado es una manifestación de deseos, de erotismo plasmado en algo, y por el otro la construcción de una obra artística

Muchas de las películas pornográficas de tiempo atrás, ya han pasado a integrar los museos de arte (no sólo los museos de arte erótico)

Lo que se hizo como para estimular, para excitar, terminó siendo incorporado como expresión de arte 

Finalmente, recuerdo el comentario de un paciente que visitó el museo de arte erótico de Barcelona. Entre medio de tanto material bordeando la pornografía, incluso con la proyección de las películas de los hermanos Baños, que en 1900 las hacían a pedido del rey de España, Alfonso XIII, estaba el portero, sentado con cara de aburrido

Este hombre se le acercó y le preguntó porqué tenía esa expresión ante tanto material excitante y el portero le dijo, porque yo no miro, lo hago. 

Cuánto hay en nosotros de exhibicionistas y voyeristas… Cuántas fantasías sexuales encierran estas expresiones artísticas… Cuántas acciones se habrán producido luego de verlas en solitario, o acompañados… 

 

(*) Psic. Andrés Caro Berta