EL LARGO DEL PENE, EL DIABLO, LA SRTA. JONES Y EL HOMBRE COMÚN

 Psic. Andrés Caro Berta

EL PENE DEL  DIABLO Y LA SRTA. JONES

En un clásico del cine pornográfico (“El diablo en la Srta. Jones”), la protagonista se suicida al comienzo de la película y la recibe un San Pedro a la usanza de los ’70 quien le dice que es una pena que siendo una mujer casta, por el sólo pecado de quitarse la vida no tenga un lugar en el cielo. Por tanto, su eternidad la pasará en el infierno.  Ella, entonces, le pide retornar por un tiempo a la vida para conocer aquellas cosas que se perdió. “¿Cuáles?” pregunta San Pedro. “La lujuria” responde esta Justine Jones.

 

 

Es así que ingresa a un cuarto que será el punto de partida para un recorrido por distintos placeres carnales. Y, en ese primer encuentro con el Maestro, éste le muestra su pene y le dice que lo nombre. La mujer, que nunca antes había visto uno, se acerca, lo mira fascinada y lo llama con diferentes términos hasta que señala: “miembro”, “un miembro grande y bello”,  mientras lo mira fijamente, “me gusta, me hace sentir vibrante por todas partes”, pide tocarlo y al recibir el permiso, lo toma delicadamente y acerca su boca.  Pregunta: “¿Puedo besarlo?”, lo roza temerosamente con sus labios y con las manos lo lleva por su rostro: “Se siente tan suave, tan suave”, lo pone tiernamente en su boca, “Me gusta su sabor, me gusta su roce”, el pene crece: “Pero es tan grande, tan duro”. “¿Te gusta?” pregunta el Maestro. “Oh, sí, me fascina sentirlo”,  comienza a introducirlo en su boca, y en un momento murmura: “Lo quiero, lo quiero bien hondo dentro de mí”, lo besa suavemente, lo acaricia y le dice al pene: “te amo, te amo, Hace tanto tiempo que te espero… Y ahora al fin te tengo. Es como una torre. Una hermosa torre. Tan suave, tan duro, tan candente”, le habla con palabras de amor, coloquialmente, como si se tratara de un bebé mientras lo chupa y lo acaricia. Entonces mientras lo saborea sentencia: “La fuerza del poder. Tengo que tener ese poder. Debo tenerte dentro de mí”, lo cual hace de ahí en más (entre otras cosas).

ENVIDIAS Y EDIPOS

Esto que Justine confiesa, Freud ya lo señalaba cuando hablaba de la envidia del pene y el Edipo en la niña.

La niña buscaría introducir el pene paterno dentro suyo como forma de poseer lo que no tiene  y procrear un hijo. Pero además se apropiaría del Poder.

A Justine, en la película,  le pasa algo por el estilo.

 

PENE – FALO

Éste concepto, tan viejo como la propia Humanidad, donde se asocia pene con falo, y a éste como elemento simbólico de Poder (con la vieja imagen del pastor que lleva el rebaño), y que Justine intenta fagocitar, un poco menos trágicamente  que en la película “El imperio de los sentidos”, ¿cómo afecta al hombre común? ¿Qué disfunciones le genera el largo de su vara, de su bastón, de su falo, y en lo real, el largo de su pene?

 

OBLIGACIONES SOCIALES  

Las mujeres, al ser consultadas, insisten en que el detalle del largo es menor en cuanto a placeres, y mayor en relación a temores por los dolores que puede provocar.

Sin embargo, determinados hombres se obsesionan, consumen medicamentos que prolongan (o dicen que) el largo de sus miembros, o se angustian con lo que les tocó.

El hombre tiene una función social que cumplir que le genera complicaciones que muchas veces derivan en disfunciones sexuales.

Se espera de él, aún hoy, que asuma un rol “masculino”, procreador, continuador de su familia y preservador de la especie y que sea dueño de un  falo respetable y respetado (Trabajo, estabilidad económica, amparo, protección…) y de un pene respetable y respetado.

 DISTINTOS PODERES 

En un trabajo presentado en un encuentro sobre subjetividad en la Facultad de Psicología en 1992, (“El Psicólogo entre el Poder y el poder”) señalaba que cuando a veces, (conscientemente o no) no se puede,  entonces para poder se debe recurrir al Poder.

Y agregaba Porque no hay Poder si no existe otro que lo sostenga, lo apoye o lo acate. Otro que necesite, hegelianamente, ser poseído- desposeído, y a su vez ser poseedor.

En definitiva, juego vertical donde la “desposeída” del falo  pasa a ser poseedora del Poder porque lo fagocita o lo utiliza desde su lugar.

Mientras, el que se cree desposeído de un pene - falo atrayente pena sin sentido y en el mejor de los casos consulta en la clínica...