LA SEXUALIDAD DE LOS INDIGENAS DEL PARAGUAY

LA SEXUALIDAD DE LOS INDIGENAS DEL PARAGUAY. EL CASO NIVACLÉ / PARAGUAYAN NATIVES SEXUALITY: NIVACLES ETHNIC GROUP

Andrés Flores Colombino
Sociedad Uruguaya de Sexología, FLASSES, AISM, IUCS.

RESUMEN

Etnia integrada por unas 14.000 personas habitando el Chaco paraguayo y argentino, los nivaclé presentan una serie de características propias de su vida sexual actual que enfatiza el rol de la mujer en cuanto les otorga la iniciativa en la formación de pareja, se celebra colectivamente la menarca, no se condena la infidelidad femenina, el aborto es habitual como forma de regular la natalidad, el divorcio es fácil, y el matrimonio no constituye un acontecimiento central, y el ‘gateo’ es una forma de aproximación y de encuentro erótico que los caracteriza y se reivindica como superior frente a la cultura mestiza o europea.

Basados en estudios de cuatro antropólogos que han convivido con ellos: Verena de Regerh, Alfredo Metraux, Azucena de la Cruz Sánchez y Juan Alfredo Tomasino, así como una literatura antropológica rica, se presenta el estado actual de su sexualidad, las leyendas de las mujeres estrellas y los hombres pájaros. Los cambios inevitables de sus costumbres por la influencia de las migraciones y las misiones religiosas son analizadas. Su idioma ha merecido la elaboración de Diccionarios Nivaclé-Castellano y la traducción de la Biblia. Las artes decorativas son apreciadas por la totalidad de los indígenas que habitan el Paraguay. Los Nivaclé presentan una de las realidades sexuales más interesantes de la etnología del Chaco y de la región latinoamericana.
Palabras claves: antropología, etnias, nivaclé, aborto, divorcio, ‘gateo’, leyendas, idioma, artes decorativas.

SUMMARY

Being an ethnic group made up by 14.000 people who live in the Paraguayan and Argentinean Chaco, the Nivacles have some sexual life characteristics that emphasize women role. Women select their future partners, they celebrate collectively their first menstruation, the feminine infidelity is not punished, the abortion is natural as a birth-control mechanism, it is easy for them to get divorced, marriage is not an important event and the "gateo" (crawl) is a way of sexual approaching and encountering. This particular group vindicates as being superior race in comparison with those of mixed race (“Mestizos”) and Europeans. Based on studies of four anthropologists who have lived with the Nivacles - Verena de Rehgerh, Alfredo Metraux, Azucena de la Cruz Sánchez y Juan Alfredo Tomasino - together with a vast anthropologist literature, show the actual state of sexuality together  with the legends of the "mujeres estrella" (star women) and  the "hombres pajaro" (bird men). Unavoidable changes in habits due to the influence of migration and religious missions are also analyzed. Nivacle's language has deserved the publication of Nivacle-Spanish dictionaries and the Bible translation. Decorative arts are very appreciated by all Paraguayan ethnics. Nivacles have one of the most interesting sexual realities in ethnic groups from the Chaco and the rest of the Latin-American region.

Key words: anthropology, ethnics, Nivacle, abortion, divorce, “gateo”, legends, language, decorative arts.

INTRODUCCIÓN

  Tenemos que reconocer que muy pocas veces habíamos oído hablar de la etnia Nivaclé. Se trata de una etnia mayoritaria (28 %) entre los 50.000 indígenas que habitan el Chaco paraguayo (Duerksen 2008), que ha logrado una gran atención de los estudiosos. Su idioma ha merecido que el Padre Jose Seelwische (1970), y el Pastor Gerardo Hein (1995) y su esposa Irma, editaran sendos Diccionarios: Diccionario Castellano - Nivaclé en 1970 el primero y en el año 2095 el segundo, quien, además, tradujo el Viejo y el Nuevo Testamento en idioma nivaclé, más recientemente.

  Miguel Chase Sardi (1981) publicó un libro sugestivamente titulado “Pequeño Decámeron Nivaclé” y otro junto a Sifredi y Cordeu (1991), “El gateo de los nuestros”, de gran interés para este trabajo, donde afirman: “el tema de la sexualidad y el erotismo indígenas (han sido) bastante escamoteados por la antropología, como si no hubiera nada que decir al respecto”.

    Sólo los Guaraníes, pobladores de la región Oriental del Paraguay en su mayoría y que son los más conocidos y vinculados con la identidad paraguaya, tanto que el país es bilingüe (castellano-guaraní), lograron tal preocupación antropológica, junto a los Chiriguanos. Se estima que los Nivaclé integran en la actualidad un total de 14.000 personas (Seelwische 1970)(Duerksen 2008), aunque el Censo del año 2002 registraba 12.028, todos habitando el Chaco paraguayo, y parte (300) de la Provincia de Formosa, Argentina y el una pequeña superficie del sur boliviano (200), Wikipedia le atribuye 17.000 miembros  en 2013 y 14.400 en reciente informe (Abc,2014) todos habitando el Chaco paraguayo, Es la etnia que más ha crecido en el Chaco Paraguayo (Sánchez 1998). Desde Argentina pasaron al Paraguay en 1913, y desde Bolivia antes y alrededor de la Guerra del Chaco. 1932-32 La Nivaclé es la etnia que ha experimentado mayor crecimiento poblacional en el Chaco Paraguayo (Sánchez 1998).

  Los Nivaclé pertenecen a la familia lingüística de los Mataco Mataguayo, que comprende 3 etnias, constituyendo el 90 % del grupo, junto a los maká y los majuí. En el Paraguay fueron censados en el año 2002 unos 90.000 indígenas distribuidos en cinco familias linguisticas (Resistencia Indigena 2007) con 15.600 familias y 405 comunidades. Los Nivaclé del Chaco paraguayo forman 25 comunidades, principalmente en los Departamentos de Boquerón y Presidente Hayes, tomando como eje de asentamiento al Rio Pilcomayo, afluente del río Paraguay. Río atípico si lo hay. Los Nivaclé siempre han defendido al Pilcomayo como suyo, frente a todos los grupos que también vivían de sus recursos (Seelwische 1991).

  Para este aporte, que no posee pretensiones, hemos revisado investigaciones de antropólogos que han convivido con los Nivaclé, que son los que aportarían datos significativos para los temas de la sexualidad nivaclé. Encontramos cuatro importantes:  las de Verena de Regehr (1987)(1991), Alfred Metraux (1996), Azucena de la Cruz Sánchez (1998) y Juan Alfredo Tomasini (2007).

EL ENTORNO EN QUE VIVEN

  Tomasini (2007), antropólogo argentino e investigador del Conicet en el Museo La Plata, dedicó 14 años de su vida a estudiar a los Nivaclé de la Provincia de Formosa, Argentina. El mismo afirma que fueron los primeros habitantes de esas latitudes, un grupo arcaico donde solo se habla su lengua y probablemente sea la etnia con menor mestizaje de la región. Su nombre (nivaclé) significa “gente” o “personas” o  “los hombres” y fue una de las últimas etnias en ser halladas por el hombre blanco, en la década del 30 del siglo XX, por lo que mantuvieron por más tiempo su patrimonio cultural, su belicoso y rudo temperamento, compuesto por cazadores, pescadores y recolectores.

  Es verdad que, según Metraux (1996), ya los  Mataco (entre quienes estan los Nivaclé) fueron descubiertos por  los españoles en 1628, del lado que hoy es argentino,  pero no aportaron ninguna información sobre su etnografía, aunque estimaron que su población ascendía a 30.000 personas. Los oblatos de Maria Inmaculada fueron los primeros misioneros que trabajaron con ellos desde 1926, y los Mennonitas, que ya se instalaron en el Chaco paraguayo en esa época y sus colonias son los primeros lugares a los que los Nivaclé van en busca de trabajo, y empezaron a evangelizarlos hacia 1946 (Sánchez 1998).

  En contacto con una naturaleza donde el algarrobo, el quebracho, la miel y la vegetación selvática dejaba poco lugar para el hombre, los Nivaclé erigieron un particular modo de vida y una cultura que se mantuvo inalterable hasta hace unos 70 años. “Viven en un mundo sacralizado” –dice Tomasini (2007)- “donde no existe un hecho casual. Poseen una especie de dios como instaurador del orden actual, que vivía en la tierra pero se fue al cielo y está ‘desentendido’ de los hombres. Creen que cada cuerpo celeste es un animal y que el sol tiene un género femenino y la luna un género masculino” (al revés que la versión cosmogónica occidental que conocemos). La influencia religiosa actual ha sido la católica y mennonita, predominantemente, pero también  pentecostal y anglicana.

  Es de señalar que el porcentaje de indígenas de cada etnia que viven en toldos y ranchos de paja y adobe en los asentamientos primitivos –seminómades- desde hace cientos de años, es muy variable, pues a pesar de los esfuerzos de las organizaciones indigenistas, pero sobre todo de los propios ancianos de cada etnia, un grupo variable de jóvenes se incorpora al mercado de trabajo del entorno no indígena, en ‘changas’ como peones y domésticas, en busca de medios económicos para mantener a sus familias, y en el caso de las mujeres, para conseguir marido (Sánchez 1998). El 91 % de los indígenas permanece en las áreas rurales. Pero 5 etnias tienen una presencia significativa en las áreas urbanas del Paraguay: los Maká, 77 %, los Maskoy 32 %, los Guaraní occidental 29 %, los Nivaclé 25 % y los Ehlet norte, 24 % (Actualidad Indígena 2006).

  Los depositarios de las tradiciones Nivaclé, según Verena de Regehr (1987) están desconcertados y desilusionados ante la transformación de los esquemas sociales y religiosos que los alejan de su contexto cultural propio. Este hecho, es común a todos los pueblos indígenas del Paraguay, y podría decirse de todas las etnias de latinoamérica (Flores Colombino 2004).

SEXO Y SANGRE PARA LOS NIVACLÉ

  El testimonio de Verena de Regehr (1991), maestra y antropóloga suiza,  quien vivió desde 1966 a 1985 -casi 20 años- entre los Nivaclé, abarca diversos aspectos que interesan para comprender la sexualidad de la etnia. “La esfera del hombre y la esfera de la mujer, son complementarias y se relacionan mediante numerosos tabúes que rigen la vida tradicional y, desde luego, la educación de los niños. Esta relación entre las dos esferas se complementa mediante el símbolo de la sangre. En el lado del hombre, objetos filosos que hacen sangrar: la sangre que hace desaparecer la vida en la cacería y en la guerra. En el lado de la mujer, la menstruación y el parto: la sangre que dá la vida”- dice. Es decir, mediante la sangre, la mujer dá vida y el hombre dá muerte y alimento.

INICIACIÓN SEXUAL FEMENINA

  Dice Tomasini (2007) que “existe una suerte de libertad amorosa. Cuando una niña ingresa a la pubertad, se hace una fiesta popular con ribetes orgiásticos. Luego, ésta queda habilitada para tener todos los hombres que desee. El tema de la infidelidad es a la inversa de lo que pasa en nuestra sociedad” –dice-, “pues es más común que una mujer sea infiel al marido. No estaba mal vista esta conducta de la mujer” –continúa-. “De hecho, generalmente la elección de hombre corría pura y exclusivamente por su cuenta”. Relata que por la década del 80’, cuando realizaba sus estudios de campo, “los jóvenes nivaclé se abrazaban unos a otros y caminaban durante la noche a lo largo de la cancha de fútbol. De la oscuridad de la noche salía una mujer que hacía de intermediaria y escogía a uno. En la espesa selva, al elegido lo esperaba una señorita para pasar un buen momento”.

  Metraux (1996) confirma estas afirmaciones de Tomasini. “Entre las tribus del Pilcomayo y el Bermejo (entre las que estan los Nivaclé) las muchachas jóvenes púberes gozaban de completa libertad sexual” –dice-. “Eran provocativas, volubles y desvergonzadas y tomaban la iniciativa en sus breves aventuras amorosas. Por las noches, cuando los jóvenes danzaban en la plaza del poblado, las muchachas seleccionaban a sus amantes sujetándolos del cinturón, o poniendo sus manos sobre sus hombros y danzando detrás de ellos. Algunas chicas tenían chozas en el monte donde llevaban a sus amantes” (Metraux 1996).
 
  Tomasini (2007) afirma que en algunos grupos nivaclé esta costumbre se mantiene intacta, pero que con el paso del tiempo y la aculturación, sobre todo la influencia religiosa cristiana que consideran como pecaminosas estas costumbres, la elección se realiza de forma menos expeditiva, pero se mantiene la inicitiva de la mujer.

SEXUALIDAD FEMENINA

  “El status de las mujeres en la mayor parte de las tribus chaqueñas es elevado y raramente son insultadas o maltratadas por sus esposos. Las mujeres no están subordinadas de modo alguno y son tratadas como si estuvieran en pie de igualdad.” (Metraux 1996). “La imagen social de la mujer es muy fuerte. Son peculiares y recurrentes las grescas entre mujeres, usando como arma una pulsera hecha con cola de raya. El lugar de las peleas más usuales son cerca del pozo donde van a recoger agua, una labor estrictamente femenina, en una comunidad donde la división del trabajo está muy bien marcada” (Tomasini 2007).

   El trabajo está dividido para mujeres y varones: El varón trabaja la chacra en el desmalezamiento y  la siembra, así como en el mantenimiento. La mujer quema el monte y cosecha. El varón cosecha la miel en grupos colectivos. La mujer recolecta raíces, frutos y caraguatá. La pesca es cosa de varones y es preferida a la caza, para la que disponen de sus arcos y flechas, aunque conocen el fusil. No pueden criar más cabras  y ovejas por la sequía del Chaco y las enfermedades. La agricultura se practica en la chacra propia o en la changa, o empleo en estancias, regimientos o misiones religiosas. En el pasado, la cría de ganado vacuno estaba a cargo de los varones y la de las ovejas y las gallinas, de las mujeres (Sánchez 1998).

  “La changa supone una probabilidad para fomentar las relaciones sociales entre los nivaclé de diferentes lugares. Muchas mujeres solteras acuden a las changas para encontrar marido. Se conocen en el lugar de trabajo, pero el vínculo se va cerrando cuando ellas vayan a verlos a jugar al fútbol o al vóleibol, y estos partidos se celebran los domingos por la tarde, cuando no trabajan”  (Sánchez 1998). Sin duda, todo el rico ritual desaparece para dar lugar a un relacionamiento sexual, semejante al de los hombres blancos o mestizos, que en realidad no admiran.

LA MENSTRUACIÓN

  La menarca es festejada con rituales en que la madre y sus amigas marchan en círculos, varias noches alrededor de la choza en que la menstruante primeriza permanece, a veces al ritmo de matracas de chamanes y tambores de varones de la familia. Mantienen el tabú –abstinencia- de la carne y deben permanecer lejos del agua y los pozos. “La pesca puede realizarse por una razón especial, por ejemplo, para celebrar la existencia de una nueva mujer, pues cuando una jovencita tiene su primera menstruación, todos los hombres se reúnen y van al río, ya que consideran que los espíritus de la naturaleza les son favorables. Pero la joven no podrá salir de su casa para evitar la maldición sobre la tarea” (Sánchez 1998).

MATRIMONIO

  La edad en que los Nivaclé varones se casan, es variable. La tradición establece que lo hacen antes de la pubertad, a veces por concertación entre los padres. Este hecho les da derecho a divorciarse con la excusa: “Nosotros no queríamos casarnos, nuestros padres lo dispusieron así”. Los novios buscan ganarse la voluntad de los parientes de la novia mediante ganado y dinero. Cuando la madre de la novia se opone al matrimonio es más importante que si se opone el padre. Los matrimonios endogámicos suelen sobrepasar los matrimonios exogámicos (Metraux 1996), costumbre que rechazan otra etnias. Las ceremonias matrimoniales suelen ser muy sencillas, también a diferencia de otras etnias.  La mayoría de los Nivaclé son monógamos, pero algunos caciques pueden ser polígamos. Metraux señala referencias de poligamia sororal (con varias hermanas).

  El matrimonio Nivaclé posee otras peculiaridades. Además de preferentemente monógamo, es matrilocal, es decir, viven con los parientes de la mujer, gracias a lo cual los suegros pueden interferir si la hija es maltratada.  “El esposo debe contribuir al bienestar  de los suelos. Algunas veces la explotación del esposo es tan grande que éste abandona a la esposa. Cuando una mujer de edad contrae matrimonio con un hombre joven, le sigue a su vivienda”. “Un hijo fortalece los vinculos matrimoniales” (Metraux 1996).

MUJERES ESTRELLAS

  Es muy popular en el Chaco la historia del hombre que se enamoró de una estrella y sube al cielo donde muere. Chase Sardi (1996) recoge un cuento Nivaclé: “Las mujeres estrellas”, donde se repite este mito. El joven enamorado de dos estrellitas compite con sus amigos en una carrera y estaba a punto de ganar. “Era veloz, porque todavía no tenía mujeres. Por eso no le dolía el cuerpo. Era muy ágil. Tenía mucha fuerza”. Antes de llegar a la meta se clava una espina en un pié y dos mujeres – estrellas - hermanas, lo ayudan y él rápidamente embaraza a la primera y enseguida a la otra, se casa con ambas y éstas lo llevan al Paraíso, la aldea de los Hombres – pájaro. Como las había embarazado casi al mismo tiempo y no podia tener relaciones con ninguna, se aburría y salía de la choza, donde su imprudencia lo llevó a intentar volver a la tierra a lomos de un pájaro quien lo arrojó al agua y se transformó en anguila”. Pane Chelli (1996) tambien relata un texto mítico de la estrella mischa’achei de la que se enamora un nivaclé tímido. Ella viene a buscarlo, lo lleva al cielo, tienen hijos y él vuelve a la tierra a consolar a su madre que lo extraña, montado sobre un carancho hombre-pájaro, quien lo arroja a una laguna y se ahoga. Estos cuentos muestran la riqueza poética y mítica de los nivaclé, de las que se han recogido bastantes testimonios (Chase Sardi 1981, 1991, 1996) (Zanardini y Biederman 2006).

LOS HOMBRES PAJAROS

  “Cuando los nivaclé plantan su chacra, piden a los öxöklöxláj –los hombres del cielo que tienen forma de pájaro- lluvia para que crezca lo sembrado” (Sánchez 1998). Chase Sardi (1996) ensaya un texto mítico donde  revela el origen de los hombres pájaros de los nivaclé. Los hombres del campamento indígena estaban jugando al tiro de la cuerda con flechas, y cansado, uno de ellos pidió a su mujer que le enviara agua, a lo cual ella se negó. ‘¿Porqué no viene él a tomar su agua?.’ Los otros tambien enviaron por agua y la respuesta colectiva de sus mujeres fue negativa. Entonces, el cacique invitó a los hombres a saltar en un gran fuego que encendieron, y mientras morían, decían sus nombres: cigüeña, garza blanca, garza mora, pato, cigüeña grande y renacían como tales. Luego volaron sobre la aldea y las mujeres los llamaban a gritos para darles el agua. Nadie quiso bajar. “Así, los hombres pájaro volaron todos a una gran laguna. Allí saciaron su sed y comieron peces a gusto. La gente antigua dice que estos ajöclölhái se encuentran hoy arriba, sobre el cielo. Se dice que ellos envían las tormentas y los truenos. Los que mandan las lluvias”. Dice Metraux (1996) que los mataco mataguayo, entre ellos los Nivaclé, creen en la metempsicosis: en que las almas se convierten sucesivamente en fantasmas, pájaros, arañas y muciélagos, antes de desvanecerse para siempre.

EMBARAZO

  La fecundidad promedio de las mujeres indígenas del Paraguay es 6.3 hijos por mujer (Actualidad étnica 2006), lo cual indicaría un gran crecimiento poblacional. En cuanto al embarazo, los Nivaclé “creen que el acto sexual debe repetirse para causar embarazo”. Si la mujer es estéril se debería a una obstrucción del útero por arte de magia y difícil de curar. Cuando la mujer queda embarazada, tanto ella como el esposo se privan de comer ciertos alimentos o realizar actividades que puedan perjudicar el carácter o el aspecto del niño: no usar objetos cortantes porque el niño nace con el labio hendido, o si usa botas, los pies salen deformados, si usa sombrero, el cráneo del niño será chato (Metraux 1996).
 
PARTO

  Una mujer Nivaclé en trabajo de parto es rodeada por parientes femeninas y amigas, se sienta sobre los muslos de una anciana en cuclillas, y para soportar mejor el dolor, se aferra a un poste frente a ella. El cordón umbilical recién se corta cuando sale la placenta (Metraux 1996).

ABORTO
 
  Pero inspirados en la armonía que mantienen con el ambiente, los Nivaclé han establecido una estricta planificación familiar. Dice de Regehr (1991) que “Cada niño debería tener óptimas oportunidades de vida. Eso significa un padre sustentador, perfecta salud al nacer y posibilidad de gozar de la plena atención y cuidado de su madre. Si un niño posee la suerte de tener una madre casada y no seguir demasiado rápido a un hermanito, debe seguir viviendo. Si una mujer estuvo embarazada sin querer (o es soltera), el niño se abortará o se matará inmediatamente después de su nacimiento. Para los Nivaclé esto no significa un acto de violencia, en contra de la creciente vida. Según sus creeencias, al recién nacido le faltan parte del alma “vatsócóclit”, y todavía carece de espíritus auxiliares. Para ellos el infanticidio significa respeto por la vida humana”. Con frecuencia también se da muerte a los mellizos. Estas costumbres son compartidas por los Choroti y los Toba. Una vez nacidos, el nombre que otorgan al niño o niña, surge de los sueños – los sueños son parte de la realidad de muchos nivaclé- a veces son solo frases inconexas, otras de animales u objetos. Generalmente los mataco-nivaclé se niegan a dar sus nombres a extraños, y piden que otro los haga por ellos. Llegan a afirmar que no poseen nombre (Metraux 1996).

AMAMANTAMIENTO

  Apenas se mueve o se escucha la voz del recién nacido, se inicia el amamantamiento colocando al niño de tal forma que mame en cualquier momento, pues no debe gritar o llorar por su leche. Tradicionalmente la lactancia se extendía hasta los 3 y hasta los 6 años, o hasta que un hermanito o hermanita deseado lo suplantara. Era evidente que el método anticonceptivo de la lactancia prolongada era conocido por los Nivaclé. “La madre no solamente satisface el apetito del niño sino también las necesidades de su alma, lo que le proporciona un sentimiento de seguridad y satisfacción muy acogedor” – dice De Regerh (1991)-.

DIVORCIO

  El divorcio entre los Nivaclé es frecuente y fácil –dice Metraux (1996)- “y se puede producir por las razones más triviales: una pelea intrascendente, o la pereza o el mal genio de quien es abandonado/a. Un hombre fácilmente abandona a su esposa vieja por una más joven, y una mujer joven puede dejar a su esposo por un amante. Pero los Nivaclé desafían  a los hombres que se han apoderado de sus esposas, u obligan a los seductores a darles alguna compensación”. Como vimos anteriormente “raramente se castiga a una mujer por su infidelidad. Los hijos pequeños quedaban con la madre y los mayores con el padre, después de la separación” (Metraux 1996). 

LA DANZA NIVACLÉ

  La danza es una caracteristica principal de la cultura del Chaco. Si el tiempo y la alimentación son favorables, danzan todas las noches. Cuando una joven adquiere la mayoría de edad, las jóvenes y los muchachos ejecutan una danza ritual para dramatizar los ataques de los espíritus y su derrota final (Metraux 1996). Siempre que los nivaclé danzan, también cantan. El canto es una forma de oración, de pedir a la divinidad, de agradecer, de bendecir los cultivos y de bendecir la alegría (Flores 2008). Primero comienzan los varones en círculo. Uno comienza el canturreo y todos golpean rítmicamente el piso con el pié derecho. Al rato, se suman las jóvenes que se colocan detrás o al lado del varón que eligen, tomándose por los hombros o la cintura.

  Los Nivaclé “llevan a cabo una variante única de esta danza: una vez que el semicírculo ha comenzado a moverse hacia delante, súbitamente se quiebra en varios grupos de bailarines, que primero golpean con el pié sin moverse de su sitio, pero luego comienzan a correr y a formar una espiral que se hace más y más estrecha. Cuando todo movimiento, excepto el golpeteo de pies, se hace imposible, la espiral comenzará a desenrrollarse, al comienzo muy lentamente y luego con mayor velocidad”.

  En una danza puramente recreativa de los Nivaclé y los demás matacos, los danzarines forman una fila y, lentamente, comienzan a moverse hacia delante; al mismo tiempo, el hombre situado en el centro de la fila gira sobre sí mismo “pivotando” la fila, de modo tal que los hombres de los extremos corren más rápidamente que los demás. El canto o canturreo  sigue el sonido de la matraca de calabaza. También danzan los Nivaclé jóvenes cuando buscan ganarse los favores de una joven. El tambor lo baten para acelerar la madurez de las vainas de algarrobo y para ayudar a las jóvenes en el periodo crítico de su primera menstruación (Metraux 1996).

PARRANDAS

  Todo evento social es un pretexto para una parranda. Los hombres se reunen a beber cerveza que fabrican a partir del algarrobo, principalmente. El matrimonio, un triunfo, una cosecha, son las razones más frecuentes. Las mujeres jóvenes están expresamente excluidas, y las más ancianas concurren a cuidar a los hombres y a veces, para danzar y cantar. Los hombres borrachos se atribuyen sueños hermosos y una clarividencia sobrenatural. “Los chamanes matacos caminaban sobre las brasas calientes sin sufrir daño alguno”- dice Metraux (1996)-.

EL GATEO NIVACLÉ

  Título de un cuento y luego de un libro de Chase Sardi, Sifredi y Cordeu (1991), “El Gateo de los nuestros” es una obra en que describen costumbres eróticas de los Nivaclé, los Chorote y los Chamacoco del Gran Chaco. “Gatear, para los nivaclé y las otras dos etnias mencionadas , designa el modo subrepticio de acercarse a las muchachas durante la noche para acostarse con ellas”. Ya conocemos la sinuosidad y suavidad de estos felinos. Los Nivaclé quieren significar que ellos hacen el amor con arte y “como culminación de un largo y sutil juego erótico”. Y no como los blancos y mestizos que los oprimen, que copulan como animales, con pobreza ritual. Entre los guaraníes, este acto de acercamientose se denomina ‘yacaré’, por el silencioso y  sigiloso desplazamiento de estos saurios. Para los Nivaclé el ‘gateo’ abarca todo el acto sexual, por extensión.

  La literatura Nivaclé dio lugar a la recopilación y traducción de Chase Sardi (1981) que sugestivamente se tituló “Pequeño Decámeron Nivaclé”, que es “una auténtica narrativa erótica, de una textualidad que se regodea en las múltiples formas que asume el deseo”. “La exaltación del engaño, el ardid amatorio y el placer conseguido son descritos con humor, con un intencional erotismo lúdico. Pero también deja lugar para la tragedia y el horror, para una sexualidad que lleva a la muerte”.

LA DEPILACION Y DECORACIÓN

  Los Nivaclé, como todos los indigenas del Chaco, sienten aversión por el pelo facial, y la depilación lleva horas del tiempo de descanso. La realizan con trozos de tacuara o dos conchillas. La pintura del cuerpo no es característica de los Nivaclé, pero sí el uso de colores variados en la producción de una rica artesanía, sobre todo para sus adornos y ropas.

  La Presidenta del Instituto de Asuntos Indígenas del Paraguay (INDI) asumió en agosto de este año 2008, con rango de Ministra del nuevo Gobierno paraguayo, pertenece a la etnia Aché, una pequeña etnia guaraní de la Región Oriental del Paraguay, no al Chaco. Pese a ello, Margarita Mbywangi asumió vestida con una túnica de lienzo con bordes de encaje jú, complementada con una capa realizada en fino tejido de caraguatá (yute), pigmentado con tintas naturales de los Nivaclé del Chaco. La vincha, el cinto y un adorno en la sandalia que iban en juego, también pertenecen a los Nivaclé” (El País 2008).

CONCLUSIÓN

  Los Nivaclé poseen una sexualidad con originales características, en que la mujer asume un rol importante en la formación y disolución de las parejas, la iniciación sexual de los jóvenes, una forma de controlar la natalidad acorde con su cosmovisión en armonía con la naturaleza, una riqueza erótica en lo que llaman el ‘gateo’ y una literatura erótica relevante que ha merecido la atención de la antropología. Sus danzas, mitos de mujeres estrellas y hombres pájaros, revelan estas características de una realidad que las diferencia y distingue entre el complejo mapa etnográfico del Paraguay.










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